Médicos y expertos creen que el acompañamiento psiquiátrico ayudaría a dejar de fumar
Cardiólogos coinciden en el beneficio de dirigir a grandes fumadores que no lo dejan hacia alternativas de nicotina menos dañinas
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Médicos y expertos internacionales consideran que el acompañamiento psiquiátrico a los considerados como fumadores severos o de largo plazo ayudaría a lograr un mayor éxito de estos a la hora de dejar de fumar, en gran medida porque uno de los elementos que más dificulta esa labor tiene que ver con el trastorno mental que representa la adicción.
Así se han expresado varios expertos internacionales que se han dado cita este martes en la capital búlgara para debatir sobre cómo mejorar la salud de aquellos que incurren en prácticas de riesgo como el tabaco, el consumo excesivo de comida y la obesidad, el abuso del alcohol o de las redes sociales y otros dispositivos electrónicos.
La jefa del departamento de cardiología del hospital St. Anna de Sofía, Rada Prokopova, hizo una exposición de más de 10 minutos relatando todas las enfermedades que provoca o agrava el consumo de tabaco y se mostró convencida de que hay una gran parte de la población que o bien «no sabe con exactitud los riesgos» para su salud, pero especialmente para los que le rodean, que supone fumar o más bien «que prefieren no saberlo».
La cardióloga aseveró que en los años que lleva enfrentándose a pacientes con un largo historial fumando ha llegado a la conclusión de que sería la atención psiquiátrica la que podría permitir a estos consumidores dejar su adicción y, sobre todo, no sustituirla con otra que «puede ser también dañina».
Prokopova explicó que «parece que en parte todos necesitamos una adicción», aunque no todas las personas se relacionan con ellas de la misma manera. Si es así, mantuvo, «elijamos por ejemplo viajar».
Explicó que muchos de sus pacientes acaban abusando de la comida y engordando, pero también («una parte más pequeña») hay quien opta por hábitos extremos de práctica deportiva o alimentación saludable que también les generan problemas. Al final, relató, se trata de cómo de sana es tu relación con los hábitos.
El responsable de la clínica Second PsychiatricClinic de Varna y presidente de la asociación búlgara de psiquiatría, Hristo Kozhuharov, coincidió con la cardióloga en la dificultad de erradicar la base que conduce a muchas personas hacia la adicción y que una de las cosas más importantes cuando se trabaja con un paciente para lograr que deje su problema es que no lo sustituya por otra adicción.
«No podemos eliminar una adicción y reemplazarla con otra», aseveró. Kozhuharov, además, relató que los médicos suelen ser más extremistas en sus posiciones respecto a las adicciones que los psicólogos o los trabajadores sociales.
«Nosotros, los médicos, parece que somos los más extremos. Los psicólogos, los trabajadores sociales, que son los que principalmente tratan con los adictos, son más propensos a aceptar medidas de reducción de riesgo en adicciones por sustancias, como las drogas. Piensan que seguirán con problemas, pero no morirán», explicó.
Es por ello que se mostró favorable al uso de políticas de reducción de daño también en el tabaco, lo mismo que la doctora Prokopova: «Toda reducción del hábito de fumar es beneficioso para el paciente. Y les recomiendo que si no pueden dejar de fumar al menos cambien a una fórmula de consumir nicotina que sea menos dañina que el tabaco de combustión».
En estas jornadas participó también el jefe del departamento de medicina y responsable del Instituto de hipertensión del E. Wolfson Medical Center, en Israel, Reuven Zimlichman, quien consideró que los fumadores saben bien los daños a la salud en los que incurren, pero que aún así siguen haciéndolo, incluso cuando ya han tenido problemas severos como un infarto o una enfermedad coronaria (la mitad siguen fumando, según varios estudios).
Así, defendió que lo ideal es «convencerles de que dejen de fumar», pero es algo que consideró que «no es nada fácil» y se «suele haber intentando sin éxito» en la mayoría de casos de grandes fumadores. «Hemos fallado en nuestras campañas en contra del tabaco y el número de fumadores en todo el mundo es constante y no baja de 1.000 millones, lo que es la prueba de nuestro fallo», aseveró.
«Ahora tenemos alternativas. Las alternativas son diferentes y debemos analizarlas de manera muy estricta, con criterios médicos», agregó, citando como ejemplos «muy interesantes» el snus o el tabaco calentado, «porque hemos descubierto que al no quemarlo reducimos significativamente la cantidad de sustancias tóxicas» que se emiten y se consumen.
Para el experto, la «evidencia científica» de que este tipo de productos «ayudarían a salvar millones de vidas en todo el mundo» es «tremenda». «Lo estamos haciendo muy mal dando soluciones a este problema», concluyó.
La cardióloga Prokopova valoró también el problema que supone el tabaco en la juventud y mantuvo que el problema de los jóvenes ante el tabaco tiene mucho que ver con que «no se dan cuenta de que no serán jóvenes para siempre».
Es precisamente la baja percepción del riesgo a medio y largo plazo de fumar, pero también de otras actividades o adicciones como el consumo de drogas o el alcohol, la que, en su opinión, está detrás de la incorporación de jóvenes a estos malos hábitos y, más tarde, a la propia adicción.
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